No siempre quise ser farmacéutica. Hubo un tiempo en el que dudaba... pero ahora es mi pasión.

Hace 10 años empecé esta aventura en solitario, emprendí y me puse al frente de una pequeña botica de barrio, siguiendo el ejemplo de mi madre durante 40 años. Con ayuda de la anterior (y la mejor) titular fui conociendo a mis pacientes, que son ahora vecinos y amigos.
Un día me encontré con una persona maravillosa, un artista, que llenó de alegría mi fachada. Le dio carácter y la hizo única.

En 2013 empecé mi sueño y poco a poco me he ido rodeando de gente, mi equipo, que hace mis días más bonitos. Aunque algunos ya no estén, pero se han hecho amigos para siempre.

Hay días buenos, hay días malos (el 2020 ha tenido bastantes) pero en la farmacia soy FELIZ.

A lo mejor es que siempre quise ser farmacéutica, solo que todavía no lo sabía.